Aquí no nació un catering. Nació una causa.
Todo empezó donde empiezan las cosas que importan: en casa.
Una cocina encendida. Una mesa larga. Puertas abiertas.
Nadie era invitado. Todos eran bienvenidos.
No había excusas, ni códigos de vestimenta, ni discursos. Solo fuego, comida brutal y gente de verdad.
Cada semana era distinta.
El menú cambiaba, las caras rotaban, pero la esencia se mantenía:
un momento irrepetible que no se podía copiar ni repetir.
Hasta que un día no hubo cena.
Y en ese silencio, supimos que no se trataba de comida. Se trataba de lo que la comida crea.
Rituales, conexiones, memorias.
Esa chispa que enciende algo más que el apetito.
Por eso nació Rollo Privado.
No para “hacer catering”.
Sino para rescatar el fuego de esas cenas que nadie pidió pero todos recuerdan.
Para construir experiencias que no se repiten, porque no se copian.
Para volver a poner a la comida en el centro de algo más grande:
la vida compartida sin protocolo.
Somos Blàdik y Bryan, dos obsesivos del detalle, dos rebeldes de la puesta en escena.
No venimos del molde, lo rompimos.
No seguimos recetas, las prendemos fuego.
Aquí no se cena.
Se conspira.
Se siente.
Se celebra.
Bienvenido a Rollo Privado.
Si estás leyendo esto, ya eres parte del ritual.





